viernes, 19 de diciembre de 2008

Un nuevo dispositivo capta más energía de las olas que otros sistemas ya existentes


Ingenieros del MIT y del Instituto Técnico Superior de la Universidad Técnica de Lisboa están diseñando un dispositivo que captará significativamente más energía de las olas oceánicas que los sistemas existentes. Esa energía se usará para alimentar una turbina. Por el momento, han construido uno de estos dispositivos a escala.

La energía a partir de las olas es una fuente de energía renovable con un enorme potencial. En algunos sitios, como en el noroeste de los Estados Unidos, la costa oeste de Escocia o el extremo sur de Sudamérica, África o Australia, un dispositivo para extraer energía de las olas podría, teóricamente, generar entre 100 y 200 megavatios de electricidad por kilómetro de costa.

El problema es diseñar un sistema que pueda resistir el poder de corrosión del mar, que esté siempre operativo, que gestione las variaciones estacionales de la intensidad de las olas o que continúe operando incluso en condiciones meteorológicas complicadas, como durante una tormenta.

El profesor Chiang Mei , del Departamento de Ingeniería Civil y Medio Ambiental del MIT, empezó a creer en la energía eólica desde finales de los años 70, durante la crisis energética. Tras la reciente escalada de los precios del petróleo, este profesor ha renovado su interés por aprovechar esta fuente energética.

Según un comunicado del MIT, el profesor Mei y sus colegas han desarrollado unas simulaciones numéricas capaces de predecir las fuerzas de las olas en un dispositivo dado. Estas simulaciones permiten tomar las mejores decisiones para maximizar la captación de energía y proporcionar datos para buscar las maneras más eficientes de convertir la energía mecánica en energía eléctrica.

Uno de los países con un mejor nivel de investigación y desarrollo en estas técnicas es Portugal. Durante los últimos tres años, Mei ha estado trabajando codo con codo con los profesores Antonio Falcao, Antonio Sarmento y Luis Gato, de la Universidad Técnica de Lisboa. Han estado diseñando una versión piloto a escala de una instalación llamada columna de agua oscilante (OWC, en inglés).

Instalada en o sobre la propia costa, una OWC consiste en una cámara con una abertura. Al mismo tiempo que las olas entran y salen, el nivel del agua dentro de la cámara sube y baja. El movimiento de la superficie del agua obliga al aire a comprimirse sobre ella y, posteriormente, a fluir hacia la abertura que, a su vez, lo dirige hacia la turbina que, en última instancia, convierte la energía mecánica en electricidad.

La turbina está diseñada de tal manera que las palas siempre rotan en la misma dirección, sin que en ello influya un cambio de dirección de la corriente de aire debido al movimiento de entrada y salida de las olas.

El plan de los ingenieros portugueses es integrar la planta OWC en la cabecera de un rompeolas, en la desembocadura del río Duero, en Oporto, al norte de Portugal. En última instancia, la instalación incluirá tres OWCs que generarán 750 kilovatios, suficiente para abastecer de energía 750 hogares. Además, permitirá calmar las aguas en esta área y reducir la erosión local.

El reto es diseñar un dispositivo que funcione eficientemente en un espectro amplio de frecuencias de olas. La clave para conseguirlo es la compresión del aire dentro de la cámara OWC. Esta capacidad de compresión no puede ser cambiada, pero el impacto en la elevación del agua en la cámara sí que puedo serlo simplemente cambiando el tamaño de ésta.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Descubren como conseguir que un móvil no necesite batería


Los sistemas piezoelécticos funcionan esencialmente obteniendo electricidad a partir de la tensión mecánica ejercida sobre determinados materiales, principalmente determinados tipos de cristales.

Descubierta por los hermanos Paul Jacques y Pierre Curie en 1880, la piezoelectricidad fue utilizada posteriormente de forma ocasional y sólo en los últimos años comienza a verse implementada en diversos dispositivos, aprovechándose en ellos la capacidad no sólo de convertir la energía mecánica en energía eléctrica sino también a la inversa.

Antiguos métodos

La piezoelectricidad se utiliza por ejemplo en los transductores acústicos del sónar (dispositivo en el que fue implementada durante la I Guerra Mundial) y en dispositivos clínicos de ultrasonidos, así como en bombas y motores de precisión para aplicaciones médicas. También utilizan piezoelectricidad para su funcionamiento los micrófonos, relojes de cuarzo y los encendedores de cigarrillos de los coches. Estos últimos obtienen el suficiente voltaje para crear la chispa que prende el gas del impacto causado sobre un cristal piezoeléctrico al presionar el usuario el botón de los mismos.

A una mayor escala, algunos clubs nocturnos en Europa ofrecen pistas de baile construidas con piezolectrics que absorben y convierten la anergía de las pisadas en orden a ayudar a alimentar las luces del club. Y ha sido documentado que un gimnasio de Hong Kong está usando esta tecnología para convertir en energía susceptible de proveer alimentación para luces y música el ejercicio de los que lo frecuentan.

Se trata asimismo de una tecnología investigada por la Defense Advanced Research Projects Agency como posible método para generar energía para alimentar los equipos portátiles de los soldados a partir de su propio andar.

Aplicación cotidiana

Pero, dada su capacidad de obtener energía eléctrica a partir del movimiento o las vibraciones ambientales, las más ventajosas posibilidades de su aplicación pueden obtenerse quizá en el ámbito de aquellos dispositivos de uso cotidiano que precisan para su funcionamiento de baterías que habitualmente ofrecen el problema de un corto tiempo de vida.

El primero de estos dispotivos en que puede pensarse es el teléfono móvil, y es que a partir del uso de la piezoelectricidad podemos imaginar uno de ellos funcionando de forma autosuficiente y sin necesidad de ser nunca cargado, ya que extraería la energía necesaria de las ondas de sonido producidas por el usuario.

A esto parece apuntar el reciente trabajo de Tahir Cagin un profesor (receptor en el pasado del prestigioso Premio Feyman en Nanotecnología) del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Texas A&M, en el que se describe la combinación de nanotecnología (campo en el que Cagin es especialista) con materiales piezoeléctricos para generar energía a partir de esas ondas sonoras con una eficiencia del 100%, según se explica en un comunicado de dicha universidad.

A partir del estudio de las leyes básicas de la naturaleza se pueden desarrollar mejores materiales de ingeniería. Cagin y su equipo han estado analizando las constituciones químicas y las composiciones físicas, y luego han manipulado esas estructuras para mejorar el rendimiento de los materiales. Pero han ido más allá de los progresos habituales en la investigación con piezoelectricidad, llevando y aplicando esta en la dimensión de la nanoescala.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Científicos mexicanos crean diamantes a partir del tequila


Científicos mexicanos demostraron que el tequila sirve para crear pequeñas capas de diamantes que, aunque no pueden convertirse en joyas, abren un amplio abanico de posibilidades, por ejemplo, como sustituto del silicio en los chips de las computadoras.

“Sería muy difícil obtener diamantes como para un anillo, por ejemplo. Se forman pequeños cristales, cada uno con miles y miles de átomos de carbón, de un tamaño muy pequeño”, aseguró el doctor Luis Miguel Apátiga, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde el pasado verano, cuando lograron este sorprendente descubrimiento, Apátiga y otros dos científicos estudian posibles aplicaciones para que el producto no sólo “llame la atención”. Más allá del simbolismo, el grupo es consciente de que todo puede quedar como un hallazgo curioso si no encuentran la manera de hacerlo rentable comercialmente.

El científico aventura posibles usos de esta variedad, como “detectar radiación, recubrir herramientas de corte o, sobre todo, como sustituto, en el futuro, del silicio en los chips de las computadoras”.

Según el investigador, cuando se evapora el líquido del tequila surge un vapor que se arrastra a una cámara, donde se produce una reacción química que rompe las moléculas y hace que los átomos de carbón que aparecen se vayan depositando unos encima de otros sobre una base de acero inoxidable, formando la estructura del diamante.

La primera prueba exitosa se hizo con un tequila blanco de una marca común, pero ahora el grupo analiza el comportamiento de otros tipos de tequila más selectos, como los añejos, para determinar cuál es el que mejor se adapta a esta asombrosa transformación.

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